La estrategia de la sustentabilidad está en el centro del debate económico, social y político en todo el mundo desarrollado. En los países emergentes que trabajan por su prosperidad, el discurso no es muy diferente. Estamos frente a una potente herramienta de gestión que comporta una economía de empresa responsable y sostenible. Es posible pensar en un mundo empresarial menos economicista y más humanista. Desde luego, sin desconocer la rentabilidad pero contribuiyendo a una globalización más humana y eficiente.

Es necesario transformar el paradigma empresarial

 

En el centro de esta nueva concepción está la adopción de una estrategia para implementar la sustentabilidad en las organizaciones que cambie el paradigma de las empresas. Para los líderes no es un añadido superficial, sino que debe formar parte integral de cada decisión empresarial.

Y dichas decisiones están motivadas por la ética: a mayor poder mayor responsabilidad y debe ser con una actuación transparente en la sociedad. En tal sentido, la empresa se convierte en un influenciador y generador de cambios para la misma, contribuyendo así, a un cambio positivo en la situación económica, social y medioambiental de su área de influencia.

Así mismo, en términos generales puede afirmarse que una empresa se crea para permanecer en el tiempo de forma ilimitada. La contribución de la empresa a la sostenibilidad del entorno en que compite no sólo no menoscaba sino que, aunque tampoco lo garantiza, sí que contribuye a la propia sustentabilidad de la empresa (Ver referencia 1). Cabe afirmar que en la actualidad esta nueva concepción de la empresa es la condición sine qua non para su legitimidad. Así mismo, lo es para la legitimidad del sistema de libre mercado del cual la empresa es la piedra angular.

La aplicación de una clara estrategia permite:

  1. Tener un mayor control de riesgos, identificar nuevas oportunidades de negocio, mejores relaciones con los grupos de valor.
  2. Mejor reputación (Ver referencia 2)
  3. Posicionamiento
  4. Rendimiento económico además de crear un valor para la sociedad y el medioambiente.

Cada componente estratégico debe aportar a la corresponsabilidad

Una estrategia sustentable sólida proporciona un marco para la gestión de los asuntos relevantes en temas sociales, ambientales y económicos. En ella se expone el propósito superior, las políticas de una organización, y define su enfoque en materia de gobernanza, participación con los grupos de valor y la comunicación.

Para ello, lo primero es alinear a los órganos de gobierno y de dirección para obtener una efectiva planeación estratégica de la sustentabilidad. En consecuencia, pueda materializar la corresponsabilidad de la empresa en cada uno de sus proyectos. En tal sentido, se hace imprescindible la coordinación y el consenso de todas las áreas implicadas. Esta condición posibilita desarrollo efectivo a través de un comité interno y liderado por un director de la sustentabilidad.

Esta manera de planear permite establecer de una forma concreta y precisa a los responsables, así como los recursos humanos, económicos y técnicos necesarios para el desarrollo de cada línea de acción. Lo cual ayuda a determinar los tiempos de ejecución y la medición de los impactos de cada proyecto propuesto.

La política de sostenibilidad, sustentabilidad o responsabilidad corporativa es la hoja de ruta

 

Esta política recoge el conjunto de directrices y principios claves a lograr en el medio plazo por la empresa. Tanto en los campos de gobierno corporativo, económico, de gestión medioambiental, de gestión humana y de acción social. La política y cada uno de los principios contenidos en la misma. Cada uno de estos debe conseguirse a través de una planificación de actividades a medio plazo que debe desplegarse a través de programaciones anuales.

Es importante tener en cuenta en la formulación de la estrategia: el despliegue de objetivos y la forma de hacer seguimiento a los resultados obtenidos. El despliegue de la estrategia de la sustentabilidad se entiende como un proceso que comprende diferentes fases, entre las que se pueden destacar:

  • El análisis del marco referencial y del contexto global, interno y externo, de la sostenibilidad o la responsabilidad corporativa en el que opera la organización (incluyendo su política), obteniendo los factores críticos de éxito.
  • La definición de proyectos de actuación. Los cuales estén orientados al logro de los factores críticos de éxito y a su organización en el tiempo. En consecuencia, fijar participantes, recursos y objetivos en función de las capacidades de la organización.
  • La programación y puesta en marcha de los proyectos de responsabilidad corporativa. Asignando recursos para su ejecución, concretando las metas y los objetivos trazados.
  • El seguimiento de los proyectos. Mediante la medición de los resultados obtenidos de forma sistemática, comparándolos con las expectativas establecidas.
  • La evaluación de los resultados obtenidos. Comparar las metas definidas en la estrategia y políticas de la compañía genera información valiosa. Un análisis juicioso de dicha información puede comprobar el avance hacia la visión y la estrategia definida, en el marco de la responsabilidad corporativa.

La sustentabilidad en el entorno colombiano

 

Según el director mundial del Global Reporting Iniciative, Tim Mohin. En Colombia hay muchas compañías interesadas en realizar procesos de mejora continua con miras a elevar no solo sus estándares de calidad. Sino comerciales y de sostenibilidad.

“Me ha impresionado el nivel de madurez de las empresas colombianas en la búsqueda de negocios cada vez más sostenibles. Esto es importante porque el conflicto y la corrupción al que se ha enfrentado el país ha generado una imagen escéptica en el mercado internacional y con una buena sostenibilidad se logra un balance en torno a estos otros aspectos y este es un tema que ayuda a construir confianza”, dice.

La sostenibilidad suena como algo grande y amplio, dice Mohin. Pero, si se mira en detalle, es un tema específico que mide estándares acerca de asuntos ambientales, sociales y económicos, Todos estos, sumados a la gobernabilidad, son temas claves en el mundo de los negocios.

Para que una empresa sea sostenible, considera Mohin, debe hacer un pacto de negocio. “Antes las compañías podían firmar un cheque, hacer filantropía y realizar donaciones. A eso se le llamaba responsabilidad social corporativa; ya no. Ahora se trata de la integración al negocio y hoy en día los líderes corporativos tienen estas habilidades. Deben entender el contexto a su alrededor y de qué forma pueden alcanzar objetivos en ese mismo ámbito”. (Ver referencia 3).

Referencias

 

 

  1. Base del artículo del libro: Manual de la empresa responsable y sostenible. Juan Alfaro, IE Business School.
  2. Grupo de valor para Próxima es el grupo con el cual se relaciona la organización para cumplir con su objeto social y consolidar su desarrollo, siendo éste parte de la cadena de valor, por tanto, con su accionar, suma o resta valor a la empresa. Igual sucede con ésta, cuya evocación responsable socialmente, es producir valor para sus grupos en una relación de confianza y de largo plazo.
  3. Entrevista Tim mohín revista Dinero. https://www.dinero.com/edicion-impresa/pais/articulo/crecen-las-empresas-sostenibles-en-colombia/273185

Autora: Adriana Ramirez García
Periodista y comunicadora social.

Con estudios en Dirección de Responsabilidad Social, IE Bussines de Madrid; diplomada en Sistemas de Gestión Anticorrupción, Universidad de Cataluña. Certificada por GRI en Estándares GRI. Certificada por la Fundación Másfamilia para el modelo de gestión efr. Con cerca de 20 años de experiencia profesional. Con amplia experiencia como asesora de comunicaciones internas y externas para la alta gerencia de organizaciones públicas, privadas y gremiales, con impacto en la reputación institucional y el manejo de marca. Significativa trayectoria en la gerencia de proyectos de comunicación estratégica, de eventos masivos y el diseño y puesta en marcha de campañas publicitarias.

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